jueves, 22 de julio de 2021

                     

              La Música Electrónica en los "90"




Antes de que varios de los que están leyendo esto nacieran, o todavía fueran unos niños, la música electrónica llevaba ya tiempo recorriendo todo el mundo. Es verdad que resulta difícil describir tanto el pasado como el presente de la música electrónica de forma concisa. Una industria tan amplia, con tantas influencias culturales de infinidad de países y cientos de subgéneros es prácticamente imposible de resumir en un pequeño texto. Aun así, la última década del siglo XX estuvo caracterizada por nombres que todavía brillan a día de hoy, y subgéneros que, aunque han evolucionado para adaptarse a los gustos contemporáneos, tuvieron sus años de gloria en los 90. 

Cabezas rapadas, vestimenta deportiva característica, Air Max y un mago reconocible a kilómetros. Todo amante de la música hard sabe de que estamos hablando: Thunderdome. El movimiento que empezó como algo entre amigos y se extendió como la pólvora en los Países Bajos, convirtiéndose en un estilo de vida para muchos y un legado para las nuevas generaciones. Para muchos era sólo ruido, fiesta y descontrol, para otros, significaba una razón para vivir.

El Acid house de Chicago tuvo mucho que ver en el desarrollo del estilo liderado actualmente por artistas como Angerfist, Mad Dog o Miss K8. A finales de los 80 y principios de los 90, la escena contaba con pioneros como DJ Rob o el todavía muy activo Paul Elstak. Este último, además de crear clasicazos como ‘Rainbow In The Sky’ o ’Kind Van De Duivel’, también fundó en 1992 Rotterdam Records, ahora reconocido como el primer sello de hardcore del mundo. Ese mismo año marcaría un antes y un después porque tendría lugar la primera edición de Thunderdome, el legendario festival de ID&T, compañía que todavía lidera el negocio musical de la electrónica en Europa.

Más de 30.000 asistentes y nombres como Dano, Gizmo, The Prophet y Buzz Fuzz (quienes posteriormente se convertirían en The Dreamteam, el primer equipo de DJs del hardcore e insignia de Thunderdome) pincharon en el debut de algo que estaba a las puertas de hacer historia. Por eso, ID&T no tardó en expandirse a otros países como Suiza, Bélgica, Alemania e Italia. Incluso hubo varias ediciones de Mysteryland, cada una con un escenario Thunderdome.

A partir del 94, se creó la discográfica ID&T Music para publicar el primer CD recopilatorio de Thunderdome, con producciones exclusivas de The Dreamteam. Esto daría el pistoletazo de salida al imperio musical comercial que acabaría financiando el gran evento. «Las ventas del CD nos salvaron el culo varias veces», admiten sus fundadores. Vendieron alrededor de 9.000 copias del primer CD. Las ediciones posteriores superarían los tres millones en todo el mundo.

A esto le seguiría una venta masificada de todo tipo de merchandising que prácticamente te permitía convertirte en un coleccionista.

A pesar de ello, no todo era positivo para el hardcore en aquella época, marcada por la rivalidad y la violencia entre ciudades como Rotterdam y Ámsterdam, sobre todo provocadas por los hooligans futboleros, que a menudo también se relacionaban con las posturas políticas de extrema derecha. Por ese motivo, el hardcore y la cultura gabber fueron, e incluso siguen siendo, estigmatizados por los medios de comunicación. El happy hardcore británico también hizo mella en la escena, polarizándola y añadiéndole velocidad, aunque para muchos también quitó seriedad y ridiculizó el sonido. Todo ello condujo a la subcultura underground holandesa que ID&T creó a través de Thunderdome poco a poco hacia su decadencia.

Unos años más tarde se toparon con el rival más perjudicial para ellos, el trance. Sensation y Tiësto se transformaron en la nueva insignia de ID&T y productores como The Prophet y Lady Dana se subieron a la ola. Otros se decantaron por bajar unos cuantos bpm y añadir más melodía para dar lugar al hardstyle y a Q-Dance.

En 2012, Thunderdome anunció su evento ‘The Final Exam’ como el último, pero tras varios años de silencio, el masivo evento de hardcore regresó en 2017. La edición de 2019 de Thunderdome llegó a casi 40.000 personas de 54 países diferentes. Hoy la escena está mucho más “comercializada”, con festivales como Defqon.1, Decibel o Masters Of Hardcore que tienen cada año un número mayor de asistentes, pero el espíritu y la esencia nunca morirán si se sigue recordando su historia. ¿Volverá Thunderdome después de la pandemia?

TRANCE, DE TODO A… ¿NADA?

Lo primero que nos viene a la mente a casi todos al escuchar la palabra trance es a Armin van Buuren y su ASOT, Aly & Fila o a Tiësto antes de que comenzase a ganar millones tornando su carrera a la música mainstream, pero lo cierto es que hay mucho más detrás.

El techno y el acid house fueron los dos estilos que en principio tuvieron más influencia en el nacimiento de lo que conocemos como trance. Sus orígenes se remontan a la Alemania de finales de los 80 y principios de los 90, cuando los productores europeos se decantaron por incorporar elementos más psicodélicos a su música.

Por aquel entonces, el techno de Detroit se abría paso en Europa, donde alemanes y británicos lo usaban para crear un sonido más atmosférico. Durante estos años, mucha gente se refería al género como «techno trance» o incluso «trance dance». Un poco irónico que hoy en día este estilo esté volviendo a adquirir popularidad con figuras como TRYM, MRD, DJ Reiz, Tonni 3000, Repro, Funeral Future o Julian Muller, que presentan una gran influencia de este estilo de los 90.

Pero no fue sólo en Europa donde la ola del trance arrasó el panorama musical. También ganaba adeptos en el estado indio de Goa, un destino popular para la música psicodélica desde finales de la década de los 60. En 1994, Goa había conseguido establecer su propio subgénero de trance, que empezó a expandir hacia el continente europeo. Artistas como Man With No Name captaron la atención del conocido Paul Oakenfold, con su álbum ‘Goa Mix’. El trance indio serviría después como base a lo que conocemos como psytrance, género al que muchos productores se han acercado tras el éxito de Vini Vici.

A mediados de los noventa, el trance ya era clave en el circuito de clubes europeos gracias a sellos como Additive y artistas como Ferry Corsten bajo su alias Moonman, Chicane o Robert Miles, creador del conocidísimo tema ‘Children’. La escena también empezó a convivir y a mezclarse con subgéneros como el progressive house y productores como John Digweed, aunque manteniendo sus diferencias como sigue ocurriendo en la actualidad.

Y cuando parecía que el fenómeno no podía llegar a más, apareció el uplifting trance, dentro del que se engloba a Paul van Dyk, Push, Tiësto o Armin van Buuren entre otros. Euforia, crescendos y fuerte influencia de la música clásica es lo que caracteriza al trance “más puro” o más popular. Son muchísimos los éxitos lanzados en esa época, entre los que destacan algunos como ‘9pm (Till I Come)’ de ATB.

Un hito que también marcó la evolución del género fue el paso de las raves ilegales a la búsqueda de rentabilidad a través de clubes liderados por marcas como Gatecrasher o Cream. En el 2000, el trance estaba en la cima y se había consolidado como el género de música electrónica más popular del mundo. Era una situación muy diferente a la de ahora, en la que nos encontramos al trance más clásico en un segundo plano y con seguidores de nicho, pero aún así lo vemos mezclado en otros estilos en auge como el techno, en el que algunos como Charlotte de Witte se han atrevido editando tracks como ‘Hold That Sucker Down’. ¿Volverá a resurgir el trance de sus cenizas o quedará como parte de la historia musical inspirando y alimentando a otros subgéneros?

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