jueves, 20 de octubre de 2022

  

     

       El tao de David Bowie.


Brett Morgen recuerda el día que conoció a David Bowie. El documentalista les compartió a Bowie y sus asociados la idea para una colaboración en un “una película experimental híbrida”, cuando el artista comenzó a insultar sus películas. “Sentía que estaba siendo evaluado”, recuerda Morgen. Luego alguien le preguntó cuál era su álbum favorito de Bowie, “Les dije que no había apreciado nada de lo que había hecho desde 1983, y David me respondió ‘Touché’”.
Después de la muerte de Bowie en 2016, su asesor financiero, Bill Zysblat, recordó la propuesta de Morgen y le hizo una oferta. “Hemos guardado todo”, recuerda Morgen, “David nunca quiso hacer un documental tradicional, por lo que no sabíamos qué hacer con todo esto. Pero tal vez tú sí”.
Ese fue el comienzo de Moonage Daydream, el retrato al estilo monólogo interior del difunto artista como un filósofo cósmico y un bromista glam, que combina viejas presentaciones, clips inéditos y entrevistas que abarcan toda su carrera. Probablemente ese fue uno de los diversos comienzos. Para el director, el proyecto se convirtió en una odisea de cinco años que incluye una experiencia cercana a la muerte, un viaje en tren a Nuevo México y un replanteamiento radical de lo que significa el equilibrio entre lo profesional y lo personal.
“Quería darle a la gente una noción de quién fue Bowie”, afirma Morgen antes de tomar una bocanada de aire, y agregar que, durante el proceso, “yo también perdí la cabeza”. Con acceso total al archivo de Bowie, el director consumió cada archivo multimedia que encontró; así fue cómo también realizó Crossfire Hurricane (2012), su perspectiva de los Rolling Stones, y Montage of Heck (2015), sobre Kurt Cobain. Pronto, todo lo relacionado a Bowie lo abrumó. Su fan interior estaba en el cielo, pero no podía encontrar el hilo conductor. Y después, el 5 de enero de 2017, Morgen sufrió un terrible infarto, estuvo inmóvil por tres minutos y luego cayó en coma durante cinco días.
Cuando el director despertó, todo había cambiado. “Mi vida estaba completamente desequilibrada”, comenta. “Estaba perdido y necesitaba volver a aprender a vivir y respirar”. Cuando volvió a las entrevistas, presentaciones televisivas y conciertos de Bowie, Morgen comenzó a retomar lo que consideraba una guía para vivir una vida más presente, cómo no dejar pasar el tiempo. Lo que ocurrió después es la parte de “perder la cabeza”: “Desperté un día y tomé un vuelo desde Los Ángeles a Albuquerque. Luego tomé un taxi a la estación de tren y decidí que iba a viajar hasta descifrar el código”.


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